¿Será que tú también has violentado?
- Ana Karen
- 5 oct 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 dic 2020
Hablemos de la violencia normalizada.
“Es una broma… no deberías tomarlo tan en serio”.
“Yo a mi pareja sí le pido las contraseñas de todo”.
“Cuando se enoja conmigo me ignora completamente”.
“Prefiero no salir. Así cuando él quiera hacerlo no me puede decir que yo también lo hago”.
“No podría vivir sin tí. Si te vas me mato”.
“No quiero que hables con esa persona”.
“No quiero que salgas con esa persona”.
“Eres medio tontita”.
“Un aplauso a quien se lleve a mi hermana, porque con ese genio...”
Imagina que alguien dice cada una de estas frases con un tono de voz tranquilo, incluso con un tono orgulloso por pensar de esa manera, porque eso quiere decir que sí le importas, que sí te ama, que te quiere cuidar. ¿Te suena familiar?
Hablemos de las frases que prohíben, que descalifican, que humillan, que callan. Que parecen inocentes pero envuelven toda una cultura de violencia en la que todos hemos vivido y me atrevo a decir que no solo la hemos sufrido, también la hemos perpetuado.
Creo que en algún momento, todos hemos sido violentos con un amigo, con un familiar, con nuestra pareja y con nosotros mismos.
Por eso, la situación de la violencia es alarmante. Para mí es como una bola de nieve que se empieza a formar y agarra vuelo con un simple empujón. Crece y crece cuando no hay quien la pare, y con ello, se hace más pesada y más fuerte hasta que destruye autoestimas y almas.
Me aterra pensar que son esos pequeños actos de violencia que se esconden en el lenguaje los que no tomamos encuenta, porque pensamos que solo fue un comentario, solo fue un chiste, solo fue una vez.
Creo fielmente que como sociedad, tenemos la responsabilidad de tomar acción desde la consciencia y aceptar en primer lugar que somos una sociedad violenta, que se burla de ella, que minimiza sus efectos y tacha de exagerados o “de cristal” a aquellos que deciden no normalizarla.
Es momento de cuestionar nuestro concepto de violencia y no permitirnos pensar que son solo golpes, jaloneos y empujones. La violencia está presente en hechos y pensamientos cotidianos y no, NO ES NORMAL.
Para cuando los golpes llegan, seguramente ya hubo humillaciones, amenazas, chantajes o alguna otra señal de alerta que decidimos dejar pasar, y esa bola de nieve de la que hablaba hace un momento, que parecía inofensiva ya adquirió fuerza porque no supimos poner un límite.
Hacernos conscientes del tema salva vidas. Puede salvar a tu conocida/o, a tu amiga/o, a tu familiar y también a ti.
No te permitas tapar el sol con un dedo. No te permitas vivir en la indiferencia y la inconsciencia. No permitas que esa bola de nieve se haga más grande. Se vale no saber qué hacer y necesitar ayuda. No estás sola/o. Todos merecemos respeto y una vida libre de violencia de cualquier tipo.
Si no es tu caso, te invito a que busquemos la manera de permear en nuestra sociedad para promover relaciones sin violencia, seamos una red de apoyo para quien lo necesite, seamos mejores juntos.

Y tú ¿Cuándo has sido violenta/o con alguien?
Cuéntame de los pequeños actos que pensabas que no eran violencia y cómo los has cambiado.
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